Los movimientos ciudadanos que reclaman más participación democrática son heterogéneos y atienden a conflictos sociales variados. En la actualidad el lema "otro mundo es posible" está presente, de manera explícita o implícita, en el nacimiento y en el impulso ideológico y emocional de estos movimientos. Se asume así que es la sociedad misma la que debe procurar su liberación, muchas veces en contradicción con los poderes políticos y económicos, que abundan en el irracionalismo de construir una organización global con graves desequilibrios en el poder y los recursos.