Tras exponer las similitudes y diferencias de las situaciones lingüísticas del Canadá (más concretamente, la región de Quebec) y Cataluña, la autora nos resume los pasos en materia de política lingüística que allí han tenido lugar. Tanto Quebec como Cataluña han oficializado sus respectivas lenguas propias (francés y catalán), minoritarias en el conjunto de sus estados. En Quebec, sin embargo, el proceso de normalización lingüística se extiende a más Campos de los que prevé la Ley de Normalización Lingüística de Cataluña, que excluye los ámbitos universitario, empresarial y de corporaciones laborales y profesionales. En Quebec, el proceso de francesización se realiza también en estos ámbitos mediante la creación de servicios lingüísticos, estructurados como unidades de trabajo regulares y dirigidos por especialistas. Además, las universidades canadienses ofrecen licenciaturas en traducción y terminología que proporcionan profesionales para el proceso de normalización. En 1989, la Dirección de Política Lingüística en Catalana ofreció facilidades a las corporaciones profesionales y laborales y a las universidades para crear servicios lingüísticos de normalización, cuya estructura se inspira en la de los canadienses. Cada organismo debe organizar su servicio según sus dimensiones, recursos y actividades, y debe disponer de un plan de normalización que contenga los objetivos, la estrategia y las fechas estimativas para el cambio propuesto. Finalmente, se describe el Servicio de Lengua Catalana de la Universidad de Barcelona, basado también en el modelo canadiense, que se propone normalizar la situación lingüística de ese complejo y heterogéneo organismo.
After commenting on the similarities and differences between the linguistic situation in Canada —specifically in the Quebec area— and Catalonia, the author summarizes the different political measures affecting the linguistic situation that have been enforced in both places. Both Quebec and Catalonia have given official status to their native languages (French and Catalan respectively), which are spoken by a minority of the countries' total populations. In Quebec, however, the linguistic normalization process extends itself to broader areas than what is contemplated in the Linguistic Normalization Act in Catalonia, which excludes universities, businesses, as well as working and professional corporations. In Quebec, the process of introducing French in these areas has been brought about by the creation of language services, organized in regular working units and supervised by specialists. Furthermore, Canadian universities offer Bachelor degrees in translation and terminology that furnish the normalization process with professionals. In 1989, the Direcció de Política Lingüística —the Catalan government's language office— offered advantages to professional corporations and universities to create language Services towards normalization and whose structure would be inspired in the Canadian model. Each entity must organize its service depending on its size, resources, and activities, and must also have a normalization plan including objectives, strategy, and schedule of the proposed change. Finally, the author describes the University of Barcelona's Catalan Language Service, which is also based on the Canadian model, and which intends to normalize the language problem in that complex and heterogeneous organism.