Deseo comenzar esta exposición invitándoles a advertir que al hablar de promoci6n de desarrollo humano, de ordinario dirigimos inmediatamente nuestra atención y nuestros recursos a desafiar y cumplir una serie de actividades externas que favorezcan el desarrollo humano, mientras que hemos de recordar la directa llamada recibida del Santo Padre Benedicto XVI, para que comencemos por discernir sobre nuestra propia vida, profundizando en la propia vivencia del amor y de la búsqueda del bien como primer paso a realizar en la erradicación de la pobreza y la consecuente búsqueda del desarrollo. Por ello no es el "hacer" lo que fundamenta nuestro anhelo de resolver las necesidades materiales de nuestros hermanos, sino el discernir, el reflexionar, confrontando nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios. Y este Congreso es precisamente un momento de este necesario discernimiento, por lo que el objetivo que habéis propuesto para este Congreso de "generar conciencia sobre la unidad entre fe, razón y servicio" será copiosamente iluminado por la luz de la Doctrina Social de la Iglesia que nos advierte que "sin el saber, el hacer es ciego, y el saber es estéril sin el amor", por lo que todo nuestro actuar necesita fundarse sólidamente en el amor que recibimos del encuentro personal y comunitario con Dios yen el saber que conoce y comunica el testimonio de caridad y verdad de Jesucristo.