¿El sufrimiento es un valor intrínseco negativo, esto es, algo que, en sí mismo, es peor padecer que no padecer? Si ofrecemos una respuesta afirmativa debemos afrontar una cuestión difícil e incómoda: ¿existir y sufrir puede ser mejor para un individuo �si, por ejemplo, su vida contiene disfrute� que no existir? En este artículo defenderé que no, apoyándome en una concepción de los intereses y en una determinada axiología. Además, asumiré que tenemos ciertos deberes que implican que debemos prima facie reducir el número total de animales que vayan a existir a lo largo de la historia.