Las agencias de calificación cumplen con la función teórica de proporcionar información fiable para evitar riesgos e invertir con seguridad en los mercados financieros. Son de carácter privado y en la práctica se han convertido en asesores de algunas de las propias empresas a las que debían calificar. Se produce así una perversión del sistema que está alimentando la crisis financiera, permitiendo que los productos "subprime" se hayan extendido rápidamente por el Planeta sin control alguno. En la actualidad, su comportamiento, a la hora de calificar la deuda de los Estados, genera más problemas que soluciones, porque emiten "opiniones" que están muy lejos de ser informaciones correctas.