El autor se pregunta cómo es posible que el CAP haya durado 37 años y haya sido inmune a todas las leyes que se han ido promulgando a lo largo de ese tiempo y a todos los cambios sociales y políticos que se han ido produciendo, y da la bienvenida a la reforma que por fin se ha producido en el modelo de formación del profesorado, en el que hay depositadas muchas esperanzas.