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Alexander Kandybin, Surbhee Grover, Jeannette Chang (col.)
Ser el primero en llegar al mercado con un producto que responde a las necesidades del consumidor no siempre genera los mayores beneficios. Las empresas maduras que operan en industrias de lento crecimiento, como la de productos de consumo masivo, suelen embarcarse en tímidos proyectos de innovación que son sólo extensiones de líneas de productos, y a menudo se apoyan en el marketing y la publicidad para convertir una idea poco original en un éxito. Sin embargo, el secreto para renovar una cartera desgastada y obtener retornos más altos radica en desarrollar productos difíciles de imitar, pues este tipo de estrategia le permite a la empresa establecer una ventaja de largo plazo en el mercado. Pero para ello, claro está, es necesario apostar a la innovación revolucionaria y deferenciadora, lo que implica destinar más presupuesto a investigación y desarrollo, y menos a campañas de marketing.
