Las Cajas de Ahorros tienen su origen en la necesidad de propiciar el ahorro y el crédito a las clases más desfavorecidas. Uno de sus objetivos principales ha sido impulsar la prosperidad de los territorios en los que se asientan. En numerosos casos, las Cajas españolas deben su creación a una serie de iniciativas de sectores sociales que, con diferentes matices, dieron vida a unas entidades financieras basadas en el altruismo y en el servicio de quienes depositan en ellas sus ahorros. El nuevo Decreto-Ley sobre el reforzamiento del sistema financiero está orientado a facilitar la capitalización de las Cajas mediante el acceso a los mercados, transformando la esencia de estas instituciones y abriendo incertidumbres sobre la función social que mantenían hasta ahora.