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La crisis financiera ha revelado que la supuesta eficiencia del mercado financiero no es real. Los precios no han reflejado el valor real de los activos, aflorando burbujas especulativas que son el síntoma de la falta de responsabilidad por parte tanto de instituciones financieras como de Gobiernos que no han controlado los movimientos especulativos de alto riesgo. La duración e intensidad de la crisis ha puesto en dificultades a Bancos y Cajas de Ahorros, que han visto cómo dejaba de crecer su capital de máxima calidad. En el caso de las Cajas, se ha optado por la fórmula de la "bancarización" para sanear las cuentas, hecho que cuestiona un modelo basado durante años en la función social combinada con la extensión del crédito.
