La revuelta árabe tiene su origen en la marginación política de los ciudadanos y los altos niveles de pobreza y de desigualdad que existen en estos países. Desde que comenzaran las revueltas de Túnez, se ha producido un contagio en todo Oriente Medio debido a las similitudes de los regímenes políticos, caracterizados por gobiernos dictatoriales y corruptos que desprecian los Derechos Humanos, relegan a las mujeres y provocan altos niveles de pobreza y analfabetismo. En Occidente se admitió este modelo como un mal menor, porque proporcionaba un alto margen de seguridad y estabilidad.