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Desde hace unos veinte años, América Latina pasa por un proceso de cambios profundos en los modelos agroalimentarios y consecuentemente por transformaciones tambien en la producción agropecuaria, así como en los intercambios externos. Estos cambios fueron inducidos por la urbanización acelerada de los años 60 y 70, y por la aparición de nuevos modos de vida que han impactado sobre los modelos alimenticios, así como en la toma de conciencia de los requisitos nutricionales modernos. Nuevos alimentos han desplazado a los clásicos (arroz por papa), el consumo de proteínas animales ha crecido mucho (pollo, res, cerdo), así como productos lácteos, y últimamente verduras y frutas. Un proporcion creciente de la producción de cereales ha sido destinada a la alimentación ganadera y como insumo de la agro industria. Un cambio gradual ha ocurrido en los modos de producción, los nuevos productos energéticos para el ganado (maíz, soja sobre todo) y pastizales que ocupan nuevas superficies en los lugares mas apropiados, y muchos productos han aparecido ligados a la exportación. El efecto de estos cambios ha sido una extensión del agrobusiness y de la agro exportación, y una cierta intensi- ficación de la producción de los pequeños agricultores ligados a los mercados urbanos. La supervivencia futura de este tipo de campesinado va a depender de su integración exitosa en nuevas cadenas de producción y de distribución.
