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Se efectúa primero un rápido repaso de los principales modelos clásicos de universidad, todos ellos excesivamente elitistas para la sociedad actual, que fueron desbordados a mitad del siglo pasado por los cambios sociales ocasionados por la nueva sociedad industrial. El hasta entonces indefinido modelo español se intentó reformar a partir de la instauración de la democracia pero arrastra desde entonces tres defectos fundamentales: la mala preparación de los estudiantes que ingresan en la universidad debido a una mala enseñanza primaria y secundaria, el ineficaz sistema de selección del profesorado y el gobierno corporativista de las universidades. Ninguno de estos defectos se ha intentado corregir aprovechando el plan Bolonia: al contrario, la política universitaria de los últimos años, ha contribuido a acentuarlos. A su vez, la implantación del plan Bolonia empeorará la situación, especialmente en las universidades públicas, al introducir un modelo pedagógico caracterizado por la levedad de la enseñanza de conocimientos con lo cual el título de grado (la antigua licenciatura) quedará devaluado en el mercado laboral. En cuanto a las enseñanzas de postgrado, aún muy poco definidas, es previsible que favorezcan a las universidades privadas, con masters de elevados precios de matrícula, en perjuicio de la igualdad de oportunidades y de la eficiencia social, al reducir el mercado de estudiantes por razones económicas, impidiendo así el acceso a estos masters de muchos estudiantes capacitados.
