Una simple operación de cirugía estética, practicada en una persona sana, con el propósito de repararle la nariz dándole una forma más estilizada (rinoplastia) condujo a un resultado muy desgraciado, pues, en la propia intervención, ya el paciente entró en un coma vigil irreversible. La «odisea» de sus familiares que habían experimentado como fracasaban todas sus reclamaciones judiciales ha concluido de un modo satisfactorio, pues han logrado romper el silencio de los médicos y auxiliares que estuvieron en el quirófano, con una declaración inesperada que revela la «maquinación fraudulenta» urdida para ocultar las verdaderas causas de lo ocurrido, dando lugar a la sentencia de revisión dictada por la Sala 1.ª del Tribunal Supremo, objeto de esta columna.