El debate de las pensiones se ha visto marcado por las presiones de los mercados financieros y por tesis que vaticinan la insostenibilidad del sistema a corto y medio plazo, debido al envejecimiento de la población. El debate debería centrarse en las medidas que se pueden adoptar para adecuar el sistema a los futuros cambios sociales y demográficos, esencialmente para fortalecer el sistema público de pensiones haciéndolo más justo, más solidario y sin poner en riesgo su sostenibilidad. El camino para conseguirlo pasa por aumentar las aportaciones públicas, incentivar las políticas públicas de protección a las familias para facilitar la incorporación de las mujeres a la vida laboral, así como garantizar el derecho de las pensiones de los grupos más vulnerables y mejorar las pensiones mínimas.