El aumento de la esperanza de vida provocará cambios en la estructura social que alterará el propio concepto humano sobre la vida y la muerte. Las consecuencias de la longevidad constituyen uno de los retos principales a los que se enfrentan los economistas, sociólogos y políticos del siglo XXI, porque auguran una auténtica revolución en las estructuras familiares, laborales, económicas, políticas y sociales de las generaciones inmediatas. Por primera vez en la historia de la humanidad habrá más viejos que niños, proporcionando a los "mayores" una superioridad numérica que puede hacer aumentar su poder.