Es de verdad una alegría grande para mí visitar por tercera vez esta Pontificia Universidad Católica Argentina. Agradezco por eso su gentil invitación. Mi conferencia quiere ser una pequeña aportación en torno al fondo de la actual crisis del pensamiento humano. El pensador español, José Luis Pinillos, comienza así su libro ‘El corazón del laberinto’: “Como saben los niños, el Laberinto era el palacio de un antiguo rey de Creta, llamado Minos. Allí estaba encerrado el Minotauro, un temible monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, al que todos los años se le entregaban siete doncellas y siete efebos traídos de Atenas. El laberinto era, entonces, un intrincado cruce de salas y pasillos del que nadie había logrado salir, hasta que Teseo se dejó guiar por el hilo de Ariadna. Luego, con el tiempo, un laberinto ha pasado a ser una cosa enredada, un asunto al que no se le ve la salida, un embrollo. La actual situación del mundo pertenece por derecho propio a este género” (Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1997, p.9). Sí, la imagen del “laberinto” me parece especialmente acertada para describir la situación de la cultura en el mundo occidental, ahora que nos vamos adentrando en el nuevo milenio.