El juicio y la iniciativa individual son esenciales para el éxito de una economía capitalista moderna. Al mismo tiempo, los sistemas y las reglas centralizados son necesarios para imponer orden. Equilibrar entre los modos de toma de decisiones descentralizados y de comando y control nunca ha sido fácil ylas organizaciones ya saben gestionar esta tensión.
Sin embargo, en tiempos más recientes se ha arraigado una nueva forma de control centralizado: la toma de decisiones mecanicista y verticalista basada en modelos estadísticos y algoritmos. Esto es particularmente cierto en el mundo de las finanzas, donde los modelos de riesgo han reemplazado al criterio de miles de banqueros e inversionistas, con efectos desastrosos.
El problema con este enfoque es que no puede dar cuenta de la incertidumbre de las decisiones económicas o de la naturaleza idiosincrásica de la acción humana. Lo que necesitan las finanzas es un retorno al juicio. El autor ofrece algunas orientaciones generales: los controles computarizados funcionan mejor con los productos y procesos inanimados que pueden ser protegidos físicamente para reducir la influencia de las variaciones ambientales. Las computadoras también se lucen cuando el número de resultados posibles es vasto �esa vastedad da ventaja a la computadora� pero todos siguen reglas específicas.
En cambio, el juicio humano es superior cuando es difícil proteger los procesos, cuando los resultados son ambiguos y las posibilidades son infinitas.
Sin embargo, determinar cuándo es correcto usar el juicio involucra al juicio mismo.