La construcción de la Capilla del Obispo se debe al deseo de albergar convenientemente el cuerpo incorrupto de Isidro Labrador, lo que fue posible gracias a la autorización papal transmitida mediante bulas. Estas bulas daban a los capellanes de la Capilla potestad de celebrar actos litúrgicos. Son conocidos dos inventarios de Bulas, el principal se encuentra en el archivo de la Capilla y es de 1898. El segundo se conserva en el archivo diocesano de Madrid y fue realizado en 1854.