Álvaro Uribe es el único presidente en la historia de América Latina acusado simultáneamente de complicidad con los narcoparamilitares, de terrorismo de Estado, violación de la soberanía nacional de los países vecinos y sometimiento a la política imperial de Estados Unidos. Ahora que ya no puede ocupar la presidencia por tercera vez, si la justicia colombiana consiente su impunidad, puede acabar ante la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad, genocidio y crímenes de guerra.