Las comunidades locales donde se produce un desastre humanitario tienen un papel primordial que cumplir. Cuando las poblaciones que viven en lugares de riesgo de catástrofes naturales se encuentran preparadas para hacer frente a estas inclemencias, la incidencia del desastre humanitario es menor y las ayudas se reparten con más rapidez y eficacia. Por ello, es necesario que sean las propias comunidades afectadas las que participen y se impliquen en la solución y en el socorro ante los desastres.