No es infrecuente que la diversidad de criterios acerca de una materia, cuando suscitan manifestaciones contrapuestas, originen disputas o polémicas en las que las expresiones utilizadas no responden a un modelo de exquisitez verbal. En el terreno científico estas confrontaciones suelen, a veces, sobrepasar los límites de la corrección. Mas es explicable que cuando el opinante entiende, en un tema de interés público máximo como es la curación de una enfermedad, que la opinión contraria no sujeta a las reglas de la investigación científica, las manifestaciones suban de tono para descalificar soluciones que se tienen por falsas. Con esta clave ha de examinarse la STS, Sala 1.ª, de 9 de febrero de 2010.