A juicio del autor nos encontramos con reformas que afectan al propio proceso y que van a solventar, en cierta medida, determinadas cuestiones de práctica judicial que eran problemáticas o, al menos, no eran soluciones pacíficas en la doctrina judicial de los juzgados. Por ello, no es extraño que las primeras resoluciones judiciales tras la publicación de la L 13/2009 indiquen cual será la solución tras la entrada en vigor de la reforma.