La piedra angular de la nueva estrategia de Obama para Afganistán radica, por un lado, en el componente militar y, por otro, en intentar un acercamiento al movimiento insurgente. El objetivo es frenar la sangría de víctimas civiles y ser capaz de consquistar los corazones y las mentes de los afganos. Por ello, "ganar la batalla de las percepciones" ha pasado a ser más importante que matar a un gran número de enemigos en la nueva estrategia de Estados Unidos en Afganistán. En este sentido, la ofensiva sobre la ciudad de Marjah supone un nuevo escollo que hay que resolver, que pone a prueba la nueva estrategia.