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La política inmigratoria brasileña respondió a dos modelos claramente definidos. Uno de ellos consistió en atraer mano de obra para los cafetales en la región paulista; el otro llevó a la práctica el desarrollo de la pequeña propiedad agrícola con el fin de obtener productos para los mercados urbanos, a la vez que se poblaban espacios vacíos, generalmente en zonas fronterizas del sur del país.
Los españoles participaron casi exclusivamente en una experiencia que se desarrolló en la región amazónica, en la cual y a diferencia de lo ocurrido en los estados meridionales, recibieron parcelas gratuitas y pasajes subsidiados. No obstante dicho impulso inicial, no lograron establecerse y abandonaron sus parcelas en muy pocos años.
