Acceso usuarios
Jordi Barrat i Esteve 
El voto electrónico pone en cuestión varios principios tradicionales del régimen jurídico-electoral y uno de ellos reside en los cambios que se producen en la capacidad de cada ciudadano de supervisar el desarrollo correcto de las operaciones electorales, particularmente de la emisión del voto y del escrutinio. El voto electrónico obliga a delegar en los técnicos informáticos acciones que actualmente son llevadas a cabo por los propios ciudadanos, puesto que su especialización impide que un ciudadano sin conocimientos específicos supervise de forma fundamentada las elecciones. Esta consecuencia plantea evidentes problemas, ya que unas elecciones en las que los ciudadanos tengan, en el ámbito de la supervisión, un papel secundario pueden no ser compatibles con un sistema democrático. Tomando como referencia una reciente decisión del Tribunal Constitucional Federal alemán en la que se analiza este aspecto (BVerfG, 2 BvC 3/07, de 3 de marzo de 2009), el artículo repasa las distintas opciones teóricas normalmente disponibles y destaca sus debilidades y ventajas.
