España y Portugal comparten, además de casi 1300 kilómetros de frontera, una historia reciente con demasiadas cosas en común -tras más de 40 años de dictaduras, ambas alcanzan la democracia y la adhesión a la Comunidad Económica Europea a la vez- como para permitir que siga valiendo la visión de ambos países -atribuida a Saramago- como "dos hermanos siameses unidos por la espalda que no se han visto la cara". En las siguientes páginas nos referimos a las relaciones hispano-lusas, con especial referencia a la cooperación transfronteriza, protagonista en los últimos años.