Madrid se ha convertido en una metrópolis global y en una máquina de crecimiento sólo equiparable a unas pocas ciudades más del planeta. Pero el despegue madrileño se ha construido de manera muy ambigua. El Madrid del éxito empresarial no se ha hecho sin costes sociales; en esencia, el Madrid global se ha construido sobre una sociedad definida por la precarización del trabajo y caracterizada por la mano de obra femenina y migrante super-explotada. Es una ciudad que tiende a polarizarse. Trataremos de esbozar en este texto los mecanismos de maduración del Madrid actual en su construcción como ciudad global polarizada, donde la clase política ha permitido que el ciclo inmobiliario y las privatizaciones se apoderasen de la ciudad.