No son pocas las ocasiones en que las batallas judiciales en los juzgados de familia se centran en la lucha por la guarda y custodia de los hijos menores. En muchas ocasiones he detectado que tal lucha esconde una comprensión errónea de la misma como si el progenitor que la «gana» tuviera derecho absoluto sobre el o los menores apartando al otro progenitor de la vida de éstos, limitándose este último a visitarlos y contribuir a su sostenimiento económico. En el presente artículo trataré de realizar un acercamiento a la adecuada comprensión de lo que supone el ejercicio de la patria potestad cuya significación y alcance difieren en gran medida de lo que muchos progenitores consideran cuando se enfrentan a su crisis matrimonial o de pareja.