En la era de la economía de la información y del conocimiento es necesario resituar la labor de la formación para el empleo y la función de la escuela. La organización del trabajo evoluciona hacia modelos donde se valora la iniciativa, la versatilidad, la formación permanente y la capacidad de aprender y reciclarse. Por ello, se requieren modelos de formación y educación más participativos, donde el aprendizaje sea activo y se propicie la crítica y el análisis.