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Carmen Roncal Vargas, Maika Gordillo Sevares
Los cursos de formación puedan convertirse, para los interventoras sociales que trabajan con inmigrantes, en una de las opciones más interesantes de las que ofrecen las diferentes administraciones para al fortalecimiento de la interculturalidad.
La experiencia que ha dado origen a este artículo ha sido desarrollada en al Centro "Gloria Fuertes" gestionado por la Asociación Apramp (Asociación da ayuda a mujeres prostitutas), y ha tenido como protagonistas a doce mujeres inmigrantes de diferentes nacionalidades a las que se les impartió un curso de cocina española, financiado por el Ayuntamiento de Madrid.
El objetivo señalado por la Administración era que las participantes consiguieran la integración en la Sociedad que les acoge, mediante el desempeño de un trabajo cualificado. El objetivo del proyecto de intervención que desarrollamos pretendía ir mucho más allá; pretendía la deseada integración mediante el reconocimiento de los otros en el grupo, sin dejar de cumplir el primero de los objetivos. A su vez, la demanda recurrente de las solicitantes en Servicios Sociales era casi siempre un puesto trabajo.
¿Cómo conjugar estos tres objetivos en un solo proyecto? La respuesta a esta pregunta nos la dio el planteamiento y desarrollo del mismo. Intentamos engranar los objetivos y, al hacerlo, se puso de manifiesto que no sólo puede conseguirse, sino que este procedimiento se convierte en uno de los mejores instrumentos para conseguir el respeto e integración en la nueva colectividad. También nos dimos cuenta de cómo este proceso, en el que confluyen distintos intereses, puede influir en una pacífica y progresiva transición de una sociedad que, necesariamente, tiene que cambiar, sujeta a los acontecimientos que marcan su evolución.
