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El artículo quinto de la Constitución de la Segunda República Española (1931) reconoce a Madrid su condición de ciudad capital (La capitalidad de la República se fija en Madrid). Cincuenta y siete años más tarde, también en el artículo quinto, en la Constitución de la Monarquía (1978) hace el mismo reconocimiento (La capital del Estado es la Villa de Madrid). Entre una y otra Constitución, la Ley Especial del Municipio de Madrid (1963) revalida igualmente aquella condición al calificar al Municipio de Madrid como capital del Reino. Estos tres hitos marcan el ámbito (anteguerra, guerra y posguerra) en el que, entre los años 1931 y 1978, se examinan las sucesivas manifestaciones y circunstancias de la crisis de la capitalidad de Madrid, que registra esporádicamente propuestas de traslado y una permanente solicitud de estatuto.
