En Madrid, durante la Baja Edad Media, se extendió la costumbre de vivir en régimen de alquiler. A mediados del siglo XV, ello se incrementa, lo que determina especulación y aumento en el precio del suelo. Este aumento se hace más evidente en puntos céntricos. Algunos vecinos poderosos encuentran aquí una importante forma de renta. Entre ellos, Alfonso Álvarez de Toledo, uno de los personajes más destacados de la Castilla de su tiempo, patrono de fundaciones religiosas en Madrid y Toledo.