José Manuel Díaz Olalla
Congo padece una catástrofe de larga duración. Con una descolonización mal resuelta, con un pasado de explotación protagonizado por el dictador Mobutu y donde el genocidio ruandés de 1994, que causó un éxodo de cientos de miles de personas, supuso un punto de inflexión que metió al país en una inestabilidad permanente. La avidez y la codicia sin límites de Ruanda y otros vecinos han hecho de Congo un territorio en guerra permanentemente por la disputa del control de los fabulosos recursos naturales que tiene bajo su subsuelo.