La crisis financiera global ha puesto de manifiesto la necesidad de refundar el sistema internacional. Para ello habría que caminar de forma paulatina hacia un Gobierno mundial, aunque en estos momentos se carece de un entramado suficientemente extenso y sólido de valores comunes. Pero lo que sí parece factible es potenciar un multilateralismo reforzado, en el que Naciones Unidas adquiera un papel más representativo para la concertación política y para hacer frente a problemas globales como el cambio climático, o a situaciones de conflicto que necesitan una rápida respuesta internacional.