El desarrollo tecnológico, el fuerte crecimiento económico, el comercio y las inversiones han permitido que un grupo de países, a los que se prestó poca atención al finalizar la Guerra Fría, hayan pasado a ocupar un lugar central en el sistema global. Estados Unidos tendrá que compartir el poder global hacia el año 2025 debido al auge de estas potencias emergentes, a la transferencia de riqueza del Oeste al Este y a la creciente influencia de los actores no estatales. El mundo en cambio que se dibuja camina hacia el multipolarismo, como la fórmula más adecuada para resolver las crisis globales.