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Maité Dautant
La lectura ha sido promocionada tradicionalmente desde la experiencia estética y desde lo placentero. De allí que el trabajo de promoción de lectura se haya enfocado, con mucha fuerza, en la relación del lector con los textos literarios. Sin embargo, cada vez se hace más evidente que la lectura entraña no sólo placer. También permite al lector obtener conocimiento del mundo y apropiarse tanto de códigos como de estructuras del mundo de la cultura escrita que le permiten desarrollar las competencias necesarias para aproximarse a una comprensión de su realidad e, incluso, plantearse propuestas de cambio. El presente artículo recoge la experiencia del Banco del Libro, asociación civil privada sin fines de lucro que desde hace 48 años se ocupa de promover la lectura y los libros para niños y jóvenes en distintos contextos sociales. Un recorrido a través de varios proyectos ofrece una panorámica del trabajo de esta institución y de su incidencia en la población atendida.
