Tras el 11 de septiembre, el problema del �colapso� del estado aparece una vez más en la agenda como una cuestión importante de seguridad global. Sin embargo, la discusión académica no ha ido mucho más allá de la injerencia en las dinámicas postconflicto de varios �órdenes� nuevos que sobrepasan las capacidades tradicionales de los estados. La discusión sobre el colapso del estado parece situarse cada vez más en un callejón sin salida entre las clásicas aproximaciones estatocéntricas �que siguen apuntando los problemas funcionales� y las perspectivas más orientadas a la sociedad que buscan explicar las otras lealtades políticas y económicas que emergen en el contexto del débil rendimiento del estado. Sin embargo ambos enfoques, vienen gradualmente revelando su incapacidad de definir y delimitar la noción de orden político en ausencia de un marco estatal primordial. Aunque hay explicaciones a menudo contradictorias sobre por qué los estados colapsan, se ofrecen pocas razones de lo que hay de hecho más allá del desmoronamiento constatado de la autoridad pública testificado por todos.
Además de la guerra global contra el terror, estas razones son más necesarias que nunca si tenemos en cuenta la persistente problemática naturaleza de la estatalidad en muchas partes de África subsahariana; un continente acosado hasta el día de hoy por guerras endémicas. En vez de una transición hacia la paz y la democracia, muchas de las regiones hostigadas por los conflictos en África más bien parecen evolucionar hacia una situación de �ni paz ni guerra�, pero en la que la evolución del (des)orden político se escapa cada vez más de nuestras capacidades analíticas y de intervención.
Este artículo es un primer intento de rellenar estos espacios vacíos en el mapa analítico. Lo hace explicando, en primer lugar, los obstáculos que parecen estar impidiendo una aproximación integrada al problema de la implosión del estado. En segundo lugar, da un primer paso hacia el desarrollo de un marco alternativo para el estudio del orden político en las situaciones de post-colapso estatal. El argumento que se presenta en este artículo no es novedoso: se construye fundamentalmente a partir de perspectivas teóricas y empíricas anteriores sobre los límites de las capacidades estatales (en particular, del Tercer Mundo). Sin embargo lo novedoso es que intenta integrar estas visiones al análisis de las situaciones post-colapso.
La noción de poder político (o control social) es central en esta aproximación: tomando como punto de partida �las áreas de dominación y oposición� que existen en el seno de las relaciones sociedad-estado, mira en particular las diferentes fuerzas en la sociedad que intentan monopolizar los tres ámbitos que se asocian tradicionalmente al rendimiento estado moderno: el monopolio sobre la violencia, la asignación de recursos económicos y la representación de una población más o menos �fija�. Aunque claramente más afín a perspectivas más orientadas a la sociedad, la visión presentada intenta sin embargo combinarlas con un modelo más integrador de las relaciones estadosociedad, que sirve para analizar cómo los estados y las sociedades siguen constituyéndose y transformándose el uno al otro, en un contexto de debilitamiento de las capacidades estatales.