La opinión popular achaca a la liberalización del comercio varios males: el aumento de la desigualdad económica internacional, los problemas de empleo y de bajos salarios que sufren los países industrializados y el empeoramiento de las condiciones laborales en el mundo. Tras analizar los datos relativos al empleo y al comercio entre los Estados Unidos y el Japón, por un lado, y seis grandes países en desarrollo, por otro, el autor comprueba que la mencionada desigualdad internacional no se debe a la liberalización del comercio, sino a otros factores como las trabas a los intercambios de productos agrícolas, las carencias de infraestructura de las economías pobres y la dependencia excesiva que tienen éstas de sus exportaciones de productos primarios.