La crisis económica que afecta al mundo tiene su raíz en el desequilibrio global de las balanzas corrientes de las principales economías del mundo. La solución a la crisis pasa por la reducción de dichos desequilibrios. A Alemania, en su condición de gran potencia exportadora, le corresponde reducir el superávit de su balanza de pagos. Para ello será necesario repensar su modelo económico, basado en el ahorro, la exportación y la disminución de los costes laborales, pasando a incentivar el consumo y la demanda interna.