La educación y la lectura deben caminar juntas. Ambas son actividades complementarias, que componen el edificio de la formación que debe tener todo individuo para poder desarrollarse con plenitud y libertad de criterio. Por ello es necesario que desde las Administraciones Públicas y las escuelas se pongan en marcha iniciativas destinadas al fomento de la lectura y también de la escritura, entendida no sólo como ejercicio literario, sino de una forma más amplia, como medio de expresión y de capacidad de exposición y comunicación de los propios conocimientos.