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El modelo tradicional escandinavo de relaciones laborales estaba orientado hacia el pleno empleo y mantenía un alto grado de control. Hoy en día Escandinavia presenta un desempleo masivo, lo que hace preciso desarrollar nuevas medidas. hasta el momento, Dinamarca ha tomado la delantera. El problema del paro juvenil ha sido afrontado con programas locales de activación, que tienden a ser institucionalizados como un mercado laboral protegido y alternativo. El problema del desempleo femenino se ha reducido en cierta medida a través de las denominadas reformas "permiso", es decir, programas de reducción de la jornada laboral y de reparto del trabajo, que han tenido bastante éxito en el sentido de que mucha gente se ha integrado en ellos. Sin embargo, existe una actitud ambivalente frente a las reformas laborales que cuestionan la lógica de los mercados autorregulados y que están en parte basadas en la racionalidad del "trabajo social". Se afirma que la moderna tecnología de la información y las relaciones laborales en los servicios enfatizan los aspectos cualitativos del trabajo, por lo que las políticas laborales deberían adaptarse a esta nueva situación.
