Pablo Carro
Reflexionar sobre el tipo de intelectual inscripto en las teorías de la comunicación puede aparecer como una preocupación propia de �intelectuales� �en nuestro caso, intelectuales de la comunicación�, sin relevancia social. Otro ejemplo más del modo en que se malgasta el magro presupuesto asignado a las universidades públicas en banales temáticas que sólo pueden interesar a universitarios.
Sin embargo, año a año egresan de nuestras escuelas de comunicación cientos de comunicadores sociales que intervendrán socialmente sin necesariamente cuestionarse sobre las concepciones teóricas desde las que operan, incluso contradiciendo �a veces� el modo en que se consideran a sí mismos como intelectuales, aún en un sentido general. Esto se vuelve particularmente importante si consideramos que el campo de la comunicación en América Latina se constituyó primero como un campo de intervención en prácticas comunicativas, más como una preocupación política que teórica, a partir de una reflexión sobre la práctica