América Latina, uno de los éxitos de la globalización en la década pasada es hoy uno de sus más preocupantes fracasos. Un sentimiento generalizado de desilusión con el mercado se extiende en todo el área. La mayoría de los países sigue dependiente de la financiación exterior y de las exportaciones de materias primas, cuyos precios son cada vez más bajos. La región necesita con urgencia algún apoyo de sus amigos.