Apertura económica, privatizaciones, reformas administrativas, programas de estabilización monetaria... A pesar de las reformas, Latinoamérica no ha retomado una trayectoria de crecimiento sostenido y mantiene elevados índices de desigualdad. Un permanente déficit por cuenta corriente y el desequilibrio fiscal son las principales fragilidades de la región, que precisa dar una nueva legitimidad al proceso reformador.