A diferencia del primer periodo de las operaciones de paz, su evolución reciente ha estado marcada por una crisis de legitimidad. El argumento central es que la transición, de operaciones imparciales a operaciones complejas y robustas, fue resultado de la redefinición que el Consejo de Seguridad hizo de la paz y la seguridad en la posguerra fría. En efecto, las operaciones de esta segunda etapa se caracterizan por la existencia de metas más ambiciosas y el mayor despliegue aunque no uniforme de la fuerza militar. No obstante esto, la complejidad de los conflictos permite explicar su evolución errática, la ausencia de un marco reglamentario y, en última instancia, la percepción de fracaso que hoy acompaña a estas operaciones.