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Sobre la base de una descripción de las distintas partes (y de su funcionamiento) que forman la base de la actividad cerebral, este artículo defiende la tesis que la compresión y/o producción del habla tienen que verse como parte integral de esta actividad cerebral humana que componen también factores altamente personales e individuales.La adquisición de un idioma extranjero, en tanto que dominio automático del sistema gramatical, necesita por tanto de una exposición que movilice el mayor número posible de estas funciones cerebrales,sobre todo de aquellas relacionadas con la motivación y las emociones (procesos del hemisferio derecho). En la parte final se bosquejarán algunas de las consecuencias que de esta visión se derivan para el desarrollo curricular y la enseñanza de idiomas modernos
