Jaime Gil Rubio
Internet se ha convertido en una vía privilegiada de difusión de la pornografía infantil. La falta de uniformidad legal y de colaboración internacional provoca una ilusoria defensa de los menores que son objetos de estas prácticas. Si la ventana mágica de Internet ha multiplicado la pornografía infantil, un nuevo debate llega para juristas y expertos, la «pedofilia virtual». Hoy en día las «imágenes realistas que representan a un menor con una conducta sexual explícita» es una conducta impune.