La Seguridad y calidad de los alimentos es objeto, en los últimos años, de grandes debates en toda Europa (vacas locas, OGMs, dioxinas, an-tibióticos, hormonas, residuos, etc.) y es motivo prioritario de preocupación para los consumidores y para la mayoría de los agentes del sector.
Como consecuencia de las diversas crisis de seguridad alimentaria, se están produciendo fuertes críticas hacia el modelo agroalimentario actual. En el diseño de las políticas agrarias, no se han tenido en cuenta las nuevas demandas de los consumido-res en cuanto a los sistemas de producción y a las características exigidas a los alimentos, hasta que las sucesivas crisis han puesto de manifiesto que estas demandas y las críticas por parte de los con-sumidores, tenían una base científica sólida. El asunto que más claramente ha puesto de manifies-to estas contradicciones y la necesidad de un cam-bio en los sistemas productivos ha sido, sin duda, el escándalo de las vacas locas.
La crisis de las vacas locas ha supuesto la ruptura de la relación de confianza entre producto-res y consumidores y ha puesto de manifiesto la necesidad de un cambio profundo de la PAC y, en concreto, de los sistemas de producción emplea-dos en la producción de carne. A corto plazo deben repararse las graves consecuencias sanitarias y económicas de la crisis. Sin embargo, para evitar que se repitan problemas de esta naturaleza, deben plantearse reformas profundas y abandonar los actuales sistemas intensivos de producción, causantes de éste y de otros muchos efectos ne-gativos sobre la salud y el medio ambiente, sustitu-yéndolos por sistemas de producción extensivos que respondan a las nuevas demandas de los con-sumidores en cuanto a calidad, seguridad y respe-to por el medio ambiente y el bienestar animal.