A pesar del indiscutible valor subjetivo de una empresa, existe un valor objetivo que es no sólo posible, sino también necesario, estimar a la hora de llevar a cabo diversas operaciones en las empresas por parte de distintos agentes. Nos referimos, sin embargo, no a un valor equivalente a la suma de los costes, como sugería Adam Smith, sino a un cálculo de lo que esa empresa es capaz de generar, unido a un conocimiento de lo que el mercado está pagando por empresas similares.