La gestión de costes por actividades (ABM) puede resultar clave para establecer las bases que sirvan para valorar cuantitativamente el ciclo de vida del cliente e integrar los resultados en la gestión de relaciones con el cliente. Las empresas, cada vez más, centran sus esfuerzos en atraer clientes y retenerlos, pero muchas se preguntas hasta qué punto es rentable concentrar la atención en unos clientes y no en otros.